jueves, 22 de noviembre de 2012

Belén de Sárraga: La idea y la palabra por Virginia Vidal

La escritora Virginia Vidal pone a disposición de lxs lectorxs de Mujeres Viajeras su prólogo al libro Belén de Sárraga: Precursora del feminismo hispanoamericanoescrito, investigación de los historiadores Julia Antivilo y Luis Vitale (publicado por CESOC el año 2000)...
* Entrada anterior sobre Belén de Sárraga.


  BELÉN DE SÁRRAGA: LA IDEA Y LA PALABRA
por Virginia Vidal

BELÉN DE SÁRRAGA fue una luchadora cuyas ideas y palabra elocuente interpretaban el sentir y las necesidades de la pujante mayoría que se organizaba en pro de la justicia social. Belén era la agitadora que recorría los caminos de América apuntando contra quienes detentaban el poder sustentado en el sojuzgamiento de los seres humanos, en la desigual repartición de la riqueza, en la doble moral. Así como elevaba su protesta contra el asesinato del poeta y escritor José Rizal, héroe de la independencia filipina, y repudiaba la guerra colonial, también proclamaba la preservación del medio ambiente, la emancipación femenina, la igualdad de los hijos nacidos fuera del matrimonio, el rechazo a la militarización de la enseñanza juvenil, e impugnaba con todas sus fuerzas la explotación del niño condenado a trabajar. Ella inspiró en Iquique a las mujeres proletarias de Chile para que se dieran su primera organización.

Profesora y doctora en medicina, la andaluza Belén de Sárraga pasó su sabroso acento por el tamiz porteño al radicarse con sus hijos en Uruguay. Su verba vibrante era admirada por la belleza de la forma y la profundidad de las ideas. Esta mujer de cultura excepcional dejó honda huella en la conciencia de las mujeres, los estudiantes y los obreros de la segunda década de este siglo. Al menos, dos veces visitó Chile donde fue aclamada y donde la fuerza popular acalló todas las críticas insidiosas que contra ella pretendieron elevarse. Tan destacada intelectual de comienzos de siglo sigue siendo una mujer fascinante, pese al deliberado intento de matarla con el olvido, pues no figura en las enciclopedias, en los textos de la historia oficial, tampoco es fácil hallar sus retratos; sin embargo provocó un singular fenómeno en nuestro país cuando por la fuerza de su palabra logró galvanizar a vastos sectores y llegar a la conciencia de quienes se sentían insatisfechos con el estado de cosas existente. Su elocuencia fue comparada a la del gran tribuno español Emilio Castelar.
Luis Emilio Recabarren, a quien hemos llamado “pionero del feminismo”, contribuyó en gran medida a organizar los primeros centros de mujeres trabajadoras y esposas de obreros. En estos centros las mujeres comenzaron a tratar sus problemas y a tomar conciencia de la necesidad de ser ellas mismas sujetos de la historia. Acaso éste, aunque tan importante, haya sido el menos valorado de los aportes de ese dirigente obrero a las luchas sociales.
Cuando le surgió la lúcida ocurrencia de invitar a Belén de Sárraga a Iquique, ya había fundado el Partido Obrero Socialista el año anterior, 1912, así como el periódico El Despertar de los Trabajadores. Previa a la cristalización de la iniciativa, fue su labor de propaganda y organización entre las mujeres nortinas.
Todo nació con lacónico telegrama enviado por el fundador del Partido Obrero Socialista: 
“Iquique, 23 enero 1913
Señora
Belén de Sárraga
Hotel Oddó
Santiago
Socialistas Iquique tendríamos placer en escucharla. Agradeceríamos anunciarnos si podría venir.
Luis Emilio Recabarren”
Este telegrama enviado a la conferenciante, publicado al día siguiente en La Razón, de Santiago, fue el detonante del más notable fenómeno de influencia ideológica producido en Chile, a partir de las ocho o nueve conferencias dictadas por la apasionada feminista y anarquista española. La propia imprenta del periódico La Razón le editó uno de sus folletos en una tirada de diez mil ejemplares.
Se puede decir que al día siguiente de la llegada de la elocuente oradora, ya comenzaron a proliferar los centros femeninos “Belén de Sárraga” en las oficinas salitreras. En aquel año existían en Tarapacá ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las cuales estaban bajo control de los ingleses. Iquique, el segundo puerto en importancia de la república, contaba con unos treinta y cinco mil habitantes y cuatrocientas cincuenta manzanas de casas.
Del profundo efecto que esa mujer causó en el líder sindical da cuenta su poema A Belén de Sárraga, publicado el 22 de febrero de 1913 en El Despertar de los Trabajadores. En nueve estrofas de cuatro versos trata de expresar la admiración y canta a la “grande mujer, valiente y admirable” y, por sobre todo, canta a su verbo:
“Que irradie siempre tu verbo altruista/ haciendo luz, conciencia y altivez!/ con dignidad inmensa y honradez/ lucha a tu lado el mundo Socialista!”
Es muy importante recordar que la sede de El Despertar de los Trabajadores era centro de reunión y casa del pueblo. Ahí llegaban los más connotados personajes de avanzada e intelectuales de ese tiempo, como el poeta Víctor Domingo Silva o el dramaturgo Armando Moock. El mismo Recabarren la acompañó en la gira por la pampa salitrera. La española también tuvo a su disposición las páginas de El Despertar de los Trabajadores para publicar artículos tales como: La mujer como entidad social, La mujer despierta, La mujer en acción.
En una de sus conferencias, Belén puso énfasis en que el atraso de la mujer a comienzos del siglo provenía del estado de inferioridad impuesto desde la edad media e ilustró su decir con este ejemplo: “En un concilio del siglo VI de la era cristiana se sometió a discusión si la mujer tenía alma y sólo por dos votos a favor quedó resuelta afirmativamente esta duda. Calculad cuál habría sido la situación… si aquellos dos santos varones llegan, por cualquier circunstancia, tarde a la votación” (El Mercurio de Valparaíso, 14.02.13). En ese mismo medio, al ser entrevistada sobre los ataques de que había sido objeto, afirmó: “Cómo quieren ustedes que no me ataquen si vengo yo a malear un negocio que tantas utilidades daba a cierta gente? Vengo yo aquí a predicar la verdad, a emancipar a los que están subyugados. Arranquemos a la mujer, al obrero y al estudiante de esas influencias y habremos alcanzado el ideal del libre pensamiento”.
Fue Luis Emilio Recabarren, a quien hemos llamado “pionero del feminismo”, quien bajo la influencia de Belén de Sárraga impulsó la organización de los primeros centros de mujeres trabajadoras y esposas de obreros. En estos centros las mujeres comenzaron a tratar sus problemas y a tomar conciencia de la necesidad de ser ellas mismas sujetos de la historia. Acaso éste haya sido el menos valorado de los aporte de ese dirigente obrero a las luchas sociales. Cuando le surgió la lúcida ocurrencia de invitar a Belén de Sárraga a Iquique, ya había fundado el Partido Obrero Socialista el año anterior, 1912, así como el periódico El Despertar de los Trabajadores. Previa a la cristalización de la iniciativa, fue su labor de propaganda y organización entre las mujeres nortinas. Se puede decir que al día siguiente de la llegada de la elocuente oradora, ya comenzaron a proliferar los centros femeninos “Belén de Sárraga” en las oficinas salitreras. En aquel año existían en Tarapacá ciento sesenta y siete oficinas salitreras, sesenta y una de las cuales estaban bajo control de los ingleses. Iquique, el segundo puerto en importancia de la república, contaba con unos treinta y cinco mil habitantes y cuatrocientas cincuenta manzanas de casas.
El telegrama enviado por Recabarren en el verano de 1913 a la conferenciante, publicado al día siguiente en el diario La Razón, de Santiago, fue el detonante del más notable fenómeno de influencia ideológica producido en Chile, a partir de las ocho o nueve conferencias dictadas por la apasionada feminista y anarquista española. La propia imprenta del periódico La Razón le editó uno de sus folletos en diez mil ejemplares, tirada impresionante para la época.
Del profundo efecto que esa mujer causó en el líder sindical da cuenta su poema A Belén de Sárraga, publicado el 22 de febrero de 1913 en El Despertar de los Trabajadores. En nueve estrofas de cuatro versos trata de expresar la admiración y canta a la “grande mujer, valiente y admirable” y, por sobre todo, canta a su verbo:
“Que irradie siempre tu verbo altruista/ haciendo luz, conciencia y altivez!/ con dignidad inmensa y honradez/ lucha a tu lado el mundo Socialista!”
Es muy importante recordar que la sede de El Despertar de los Trabajadores era centro de reunión y casa del pueblo. Ahí llegaban los más connotados personajes de avanzada e intelectuales de ese tiempo, como el poeta Víctor Domingo Silva o el dramaturgo Armando Moock.
El mismo Recabarren la acompañó en la gira por la pampa salitrera. La española también tuvo a su disposición las páginas de El Despertar de los Trabajadores para publicar artículos tales como: La mujer como entidad social, La mujer despierta, La mujer en acción.
En una de sus conferencias, Belén puso énfasis en que el atraso de la mujer a comienzos del siglo provenía del estado de inferioridad impuesto desde la edad media e ilustró su decir con este ejemplo: “En un concilio del siglo VI de la era cristiana se sometió a discusión si la mujer tenía alma y sólo por dos votos a favor quedó resuelta afirmativamente esta duda. Calculad cuál habría sido la situación… si aquellos dos santos varones llegan, por cualquier circunstancia, tarde a la votación” (El Mercurio de Valparaíso, 14.02.13). En ese mismo medio, al ser entrevistada sobre los ataques de que había sido objeto, afirmó: “Cómo quieren ustedes que no me ataquen si vengo yo a malear un negocio que tantas utilidades daba a cierta gente? Vengo yo aquí a predicar la verdad, a emancipar a los que están subyugados. Arranquemos a la mujer, al obrero y al estudiante de esas influencias y habremos alcanzado el ideal del libre pensamiento”.
La española dio cinco conferencias en Iquique y luego se dirigió a Negreiros y Pisagua. Retornó al puerto y el sábado 3 de julio, el Centro Anticlerical auspició la velada en el local de El Despertar de los Trabajadores. El entusiasmo de los participantes es indescriptible. Al finalizar el acto, una columna de manifestantes acompañó a Belén de Sarraga hasta el hotel. Encabezaba el desfile la estudiantina “Germinal” interpretando La Marsellesa. A las dos de la mañana pasó la manifestación ante la Vicaría.
Según Recabarren, el Centro Femenino Anticlerical “Belén de Sárraga” “es la única organización en Chile en su género que desarrolla la hermosa tarea de libertar las conciencias femeninas del fanatismo salvaje que aún supervive”. Años más tarde, se cambió el nombre de esta institución como Centro Femenino de Librepensadores “Belén de Sárraga”.
Tan compenetrado estaba Recabarren de los derechos de la mujer que el 23 de abril de 1914. publicó Canción femenina en el mismo Despertar. Como nada es casual, reveló de paso su amor por la lírica al colocar bajo el título: “Se canta con música del coro de la ópera Norma, de Bellini (para el centro femenino)”.
Profundamente coincidente con la prédica anticlerical y libertaria de Belén de Sárraga, Recabarren no sólo pretende interpretar sus sueños, anhelos e ideales, sino también toma la voz de la mujer:
 “Ya no somos las siervas sumisas (…) ya no somos la cándida grey (…) Oh, mujeres! No seamos más necias! ¡seamos libres! ¡abajo la cruz! (…) de la iglesia la esclava hemos sido/ del patrón, del marido brutal,/ y jamás terminar han querido/ esa triste ignominia sin par”.
Un trabajo de Claudia Aranda y Ricardo Canales nos ha permitido apreciar cuán hondo impacto produjo la presencia de la anarquista española, junto con el florecer creador de la clase obrera: varios poetas cantaron a la anarquista española. Entre ellos, Néstor Recabarren V., comerciante, miembro fundador del POS, quien publica (08. 03.13): A la señora Belén de Sárraga de F., uno de cuyos versos afirma:
”Vos sois el apóstol que de tierra en tierra/ predicando una verdad marcháis constante/ vos sois la luz esplendorosa y bella/ que ilumináis los cerebros ignorantes”.
Por su parte, Salvador Barra Woll le dirige (también el 08. 03.13) una reflexión lírica donde resume el sentido del viaje de Belén:
 “Mas has llegado tú y tu alma sublime no permite, por mayor tiempo, las injusticias; quiere luz para los ignorantes, robustez para el espíritu de los débiles. Por esto es que redimes al esclavo del que se adueñaron los malvados. Y le enseñas a romper las ligaduras, mostrándole el horizonte de la libertad y libre será la humanidad porque tu alma así lo quiere”.
Y Máximo L. Silva, el 30 de noviembre de 1912. entrega el poema La Mujer, expresando el anhelo de una mujer “toda conciencia”:
“Te quiero así: con mucho amor, sin rezos/ sin oraciones, sin misal, sin cura:/ sin que jamás puedan tenerte presos/ otros lazos sin ser los de mis besos/ ni otros besos sin ser los de mi ternura”.
Ese mismo año se había puesto en escena en Iquique el drama social Los Vampiros, de Nicolás Aguirre Bretón, donde toda una familia obrera es protagonista de la lucha por la redención humana. En la prensa sale el comentario elogioso de Recabarren, con la información de que la obra ha sido impresa para representarla en los medios obreros.
Las mujeres no se quedaban a la saga y El Despertar de los Trabajadores publica los primeros trabajos literarios de las proletarias chilenas: La esposa del bebedor, de María Espíndola de Muñoz (29.08.12), que será recitada y aclamada por años en las tertulias y veladas obreras, y ¡Voy pasando!, de la modista Melania Rodríguez (19.07.13), bien elaborada reflexión que acusa la poderosa influencia de Belén de Sárraga.
La librepensadora también había sido invitada a Valparaíso, Concepción y Antofagasta. Cautivó al público de las cinco principales ciudades chilenas. Su partida no la sumió en el olvido, pues ese mismo año, al mes siguiente, empezaron a nacer uno tras otro los centros femeninos “Belén de Sárraga”. Sería injusto decir que esto es fruto de la sola iniciativa de Recabarren, pues el primero nació en Valparaíso, aunque tuvo corta vida; luego surgió otro en Antofagasta y el siguiente en Iquique. Estos centros tuvieron su auge hasta 1915, luego decayeron hasta disminuir por completo en 1918, por efecto mismo de la declinación de la explotación salitrera. El Centro Femenino “Belén de Sárraga” de Iquique no corría, sino que volaba y comenzó a regirse por sus propios estatutos. Durante su primer año de vida, este centro realizó treinta y seis reuniones generales y de comités, ocho veladas conferencias y participó en veinticuatro manifestaciones públicas y privadas, es decir, sesenta y ocho actividades correspondientes a más de una por semana.
El Centro Femenino “Belén de Sárraga” de Iquique no corría, sino que volaba y comenzó a regirse por los siguientes estatutos, publicados en El Despertar de los Trabajadores el 19 de abril de 1913:
“Art. 1. Este centro se compone de mujeres que voluntariamente y sólo por amor a la verdad, se comprometen a no tener en lo sucesivo ninguna relación directa ni indirecta con el clericalismo y sus instituciones.
“Art. 2. Todas las mujeres que componen este centro se comprometen a propagar estos bienhechores pensamientos por medio de visitas domiciliarias a sus amigas, invitándolas a conferencias, exhortándolas a leer, estudiar y buscar la verdad.
“Art. 3. Las madres de familia que ingresen al centro ewducarán a sus hijos dentro del más alto sentimiento de libertad y de verdad y ajenos a todo sentimiento clerical.
“Art. 4. Las jóvenes que ingresen al centro cuidarán al formar su hogar que el compañero que elijan sea un verdadero y firme librepensador.
“Art. 5.    Todas las que compongan este centro, a la medida de sus fuerzas procurarán propagar el libre pensamiento y aumentar el número de sus afiliadas.
“Art. 6. Para el sostenimiento del centro y la propaganda de sus ideales, cada asociada pagará una cuota de un peso mensual.
“Art. 7. El centro efectuará a lo menos una velada mensual para divulgar y popularizar sus ideales. Igualmente tomará parte en toda clase de conferencias, comicios u otros actos instructivos”.
Las integrantes del primer directorio fueron: Teresa Flores —compañera de Luis Emilio Recabarren—, Juana A. de Guzmán, Nieves P. de Alcalde, Luisa de Zabala, María Castro, Pabla R. de Aceituno, Ilia Gaete, Adela de Lafferte, Margarita Zamora, Rosario B. de Barnes y Rebeca Barnes.
Durante su primer año de vida, este centro realizó treinta y seis reuniones generales y de comités, ocho veladas conferencias y participó en veinticuatro manifestaciones públicas y privadas, es decir, sesenta y ocho actividades correspondientes a más de una por semana.
Llama la atención que, contrariamente a lo aseverado por los elementos reaccionarios, las feministas amaban constituirse en pareja y tener un hogar con un hombre elegido por ellas y que tuviese afinidad de pensamientos e ideales, como se advierte en el artículo cuarto. Al respecto, no podemos menos que recordar lo que nos dijo doña Elena Caffarena en una tertulia realizada en su hogar cuando teníamos la ilusión de seguir editando la revista Araucaria en Chile: “No he leído en ningún código algo que debe ser vital e ineludible para que exista el matrimonio y es la obligación de amarse”.
La escritora Teresa Wilms Montt vivía entonces en el Hotel Phoenix de Iquique y, de seguro, las dos mujeres se encontraron en el vestíbulo o en el paseo. Si Teresa era de una belleza irreal, Belén no se quedaba a la zaga: menuda, irradiante de magnetismo. Una habrá admirado el porte altivo y la seguridad de la otra y ésta la clara mirada y elegancia de aquélla. Pero en esos días, la trágica autora de Inquietudes sentimentales, en 1913 aún no publicaba su primer libro, sólo llevaba un diario y mandaba a la prensa artículos con el pseudónimo Tebal. No es demasiado aventurado suponer que la anarquista española influyó en alguna medida en la conciencia de la dama chilena que pronto dio tantas muestras de rebeldía y pagó con la separación obligada de sus hijas, con la reclusión obligada en las Siervas de la Preciosa Sangre, luego con el ostracismo, hasta que decidió poner fin a su vida. Pero a la llegada de la luchadora, el marido de Teresa Wilms, Gustavo Balmaceda Valdés, difundió en un diario iquiqueño ácidas críticas contra Belén de Sárraga, tildándola de “conferenciante jacobina”.
Como lo constata José Santos González Vera, Premio Nacional de Literatura, en su inolvidable conversación con el pintor Valdebenito, fueron los anarquistas quienes invitaron a Belén de Sárraga a Chile. Este pintor lo convidó a oír a la conferenciante al Teatro Alhambra. Adentro los manifestantes, todos varones, “mil o más hombres”, gritaban expresando sus tendencias ácratas o radicales:
“—¡Viva el libre pensamiento! ¡Viva el comunismo anárquico! ¡Viva la revolución social! (…)
—¡Viva la evolución, muera el oscurantismo! (…)
—¡Mueran los frailes!”
Se sabe la fecha exacta del suceso: el 3 de febrero de 1913. Era tanto el fervor que despertó la oradora en esa concurrencia que a la salida, cuando Belén se montaba en coche para regresar al Hotel Oddó, donde alojaba, los hombres desuncieron los caballos del carruaje para tirarlo ellos mismos (idéntico homenaje se le había rendido otrora aquí en Chile a la insigne actriz Sarah Bernhardt). Cuando allí llegaron con ella, algunos de los entusiastas, la acompañaron a su cuarto y un joven poeta, desde el balcón le brindó su homenaje recitando unos poemas suyos: era José Domingo Gómez Rojas. (El muy joven poeta quedó empapado de la prédica de Belén y luego, en manifestaciones públicas, pidió la derogación de la ley de servicio militar obligatorio).
González Vera en pocas palabras, ofrece un certero retrato de la admirable mujer:
“Y Belén de Sárraga, muy blanca, con líneas de mujer árabe y pasos de danzarina se enfrentaba con el bullente público. Después de sonreír comenzaba a expandirse su voz flexible e invasora”.
Esa voz era el medio para hacer llegar las ideas liberadoras a la mente de todos, no era una voz para tocar lo irracional, lo emotivo, sino para abrir camino a la lucidez.
Un señor llamado Federico Valdivia B., publicó, entre las críticas reaccionarias que surgieron contra ella en esos mismos días, un folleto de doce páginas con una crítica acérrima a la oradora por considerarla enemiga de la familia y del orden, reconociendo, eso sí, la calidad de su voz excepcional.
El efecto de la palabra de esa mujer causa profunda impresión en las conciencias.
También influyó en la dirigente feminista Elena Caffarena, quien atestigua haber visto a Belén cuando aún era una escolar, mientras sus cinco hermanas y dos hermanos estudiaban en la escuela y el liceo de Iquique, ciudad donde su padre, Blas Caffarena Chiozza tenía un taller de medias.
Según Elena Caffarena, las ocho conferencias de Belén de Sárraga causaron “uno de los mayores escándalo que recuerda Iquique. Los curas la injuriaban, hacían propaganda contra ella desde el púlpito, en la calle, de casa en casa”. Comprensible, si la española enfocaba en sus conferencias temas como: Sacerdocio del magisterio.
La impresión que causó la española también es evocada con gran fuerza, muchos años después, por Elvira Reyes en carta a la abogada Elena Caffarena:
“…no me pude contener y más de una lágrima húmeda se deslizó por mis mejillas al recordar que yo pertenecí como secretaria al Centro Femenino “Belén de Sárraga” del año 1913 en Iquique y tuve el alto honor de ir a bordo a recibir a la señora Belén de Sárraga que venía a visitarnos en persona y a dar nueve conferencias en el Teatro Municipal de Iquique. ¿Y sabe quién fue el precursor y el guiador de esta gran enseñanza librepensadora? El Apóstol Luis Emilio Recabarren…”
Elías Lafferte, también, década más tarde la recuerda y dice que “Belén de Sárraga logró electrizar a los elementos más liberales de Iquique y también a nosotros los socialistas” . No olvida que visitó los diarios locales y en El Despertar de los Trabajadores fue atendida por Salvador Barra Woll (usaba el seudónimo “Dora Vals” para escribir los artículos feministas) y Luis Víctor Cruz: “Era una mujer alta, arrogante, sumamente atractiva, cuyos largos años de conferenciante le habían dado una enorme capacidad de seducción con la palabra”.
Belén sale de nuevo a difundir su palabra vibrante, gracias al libro de Julia Antivilo y del historiador Luis Vitale, quienes han investigado a fondo su trayectoria y la influencia que ejerció en Chile. Belén de Sárraga: precursora del feminismo hispanoamericano. Este rescate de Belén de Sárraga y su importante presencia en la historia del pensamiento político chileno y latinoamericano, permite apreciar un hecho oculto de nuestra historia, una memoria deliberadamente olvidada.
El feminismo no nació en Chile ni en nuestro continente por efecto de la rebeldía de los sectores medios o altos de nuestra sociedad, fue un asunto de clase, de la clase proletaria. El olvido no procede sólo de los sectores dominantes sino también del sectarismo que ha pretendido borrar la influencia anarquista y socialista. Tuvo su cuna en el norte salitrero y su irradiación perduró más allá del declinar de esa industria. De modo simultáneo, en toda América, se producía el despertar. Esta acción fue paralela y ajena a la de Inés Echeverría de Larraín y el Club de Señoras, a la de Amanda Labarca y el Círculo de Lectura, fundados en 1915, pero se conecta con el Consejo Federal Femenino, creado ese mismo año al alero de la FOCh (Federación Obrera de Chile) y con la Federación Unión Obrera Femenina, dependiente de la IWW (Trabajadores Industriales del Mundo) que llama en 1921 a las obreras a federarse “contra los abusos del capital”. Siempre nos causará renovado asombro la importancia y la influencia que los centros femeninos “Belén de Sárraga” tuvieron en el movimiento feminista chileno.

Bibliografía:

ARANDA B., Claudia y CANALES A., Ricardo: Páginas Literarias de los obreros socialistas (1912-1915). Ediciones ICAL, 1991.
BRAVO ELIZONDO, Pedro: Cultura y teatro obreros en Chile. 1900-1930. Ediciones Michay, Madrid, 1986.
BRAVO ELIZONDO, Pedro y GONZÁLEZ MIRANDA, Sergio: Iquique y la pampa (1900-1930). Universidad José Santos Ossa y Taller de Estudios Regionales, Iquique, 1994.
GAVIOLA ARTIGAS, Edda; JILES MORENO, Ximena; LOPRESTI MARTÍNEZ, Lorella; ROJAS MIRA, Claudia: “Queremos votar en las próximas elecciones”. Historia del movimiento femenino chileno, 1913-1952. Coedición de Centro de análisis y difusión de la condición de la mujer / La Morada / Fempress./ Ilet /Isis / Librería Lila / Pemci / Centro de estudios de la mujer, 1986.
GONZÁLEZ VERA, José Santos: Cuando era muchacho. Nascimento, 1969.
KIRKWOOD, Julieta: Ser política en Chile. Los nudos de la sabiduría feminista. Cuarto Propio, 1986.
LAFFERTE, Elías: Vida de un comunista. Austral, 1971.
POBLETE, Olga: Una mujer. Elena Caffarena. Cuarto Propio, 1993. VALDIVIA B., VALDIVIA B.Federico: La propagandista doña Belén de Sárraga: cada cosa en su lugar. Imprenta Industrial, La Serena, 1913.
VIDAL, Virginia: Emancipación de la mujer. Edit. Quimantú, 1972.
Vitale, Luis , en colaboración con la investigadora Julia Antivilo, prólogo de Virginia Vidal: Belén de Sárraga: precursora del feminismo hispanoamericano. CESOC, 2000.
WILMS MONTT, Thérèse: Inquietudes sentimentales (grabados de Gregorio López Naguil) Imprenta Mercatali, Buenos Aires, 1917. 

Publicado en Antivilo, Julia y Vitale, Luis. Belén de Sárraga: Precursora del feminismo hispanoamericanoescrito, CESOC, 2000, Santiago de Chile. Puesto en línea en Mujeres Viajeras http://historiasmujeresviajeras.blogspot.com/

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